sábado, 19 de abril de 2014

El postparto en el hospital

Mi postparto en el hospital duró 4 días, eternos.


Como ya os conté mi parto fue por inducción, y por eso estuvimos ingresados des del domingo de madrugada hasta el lunes a la tarde, cuando nació la peque. 

Después de eso empezó el postparto. Como regla general, ante un parto vaginal, si no hay más problemas, a las 48 h te vas para casa. Pero no fue mi caso. Como me habían operado el tabique vaginal, no me dieron el alta hasta los 3  días. Por mi parte todo fue bien, no tuve más complicación que unas pocas molestias por los puntos y los efectos de no dormir durante días. Y es que un hospital no es el sitio ideal para descansar y reponerse. Al contrario.

La peque nació con algo más de 2.5 kg. Pero a los 3 días había perdido 250 gramos y tenía serios problemas para coger el pecho. Mi problema es un pezón pequeño, que no invertido. Y como la peque nació pequeñita y tres semanas antes de lo que tocaba no tenía fuerza para mamar. Estaba muy adormecida, con muy poca fuerza, y eso preocupaba a los pediatras. Así que no le dieron el alta hasta el cuarto día, cuando dejó de perder peso.

Para mi, lo más duro de estar en el hospital fue la falta de intimidad para iniciar un proceso de lactancia materna tranquilo. Poner a la peque en el pecho era muchas veces desesperante porque no reaccionaba, simplemente dormía. Cuando teníamos problemas para que ella se cogiera al pecho, que era prácticamente SIEMPRE, llamábamos a la enfermera. Y las indicaciones eran más bien pocas: intentar estimularla, despertarla, tocándole pies, la oreja, la cara.... Colocar bien a la peque para mamar....Indicaciones que a mi no me ayudaban en nada, porque al final la peque no era capaz de succionar todo el calostro que necesitaba.

Una de las primeras cosas que utilizamos para facilitar la lactancia fueron las pezoneras. Con ellas, la peque se agarraba mucho mejor, pero necesitaba emplear mucha fuerza para succionar el calostro a través de ellas. Además, al principio, para mi eran muy aparatosas de colocar en el pezón. Las primeras veces me las veía para conseguir dar de mamar una cantidad de calostro razonable y que la peque quedara satisfecha.

Lo peor eran las miradas de las visitas durante esos días, cuando yo intentaba dar el pecho. Me ponía muy nerviosa y eso lo único que hacía era empeorar todo. 

Cuando tenía ganas de descansar, o domir, ya que durante la noche nos la pasábamos 'estimulando' a la peque para mamar, entonces llegaban visitas. Visitas mías o de mi compañera. Estaba tan cansada que casi no me enteraba de lo que me decían. No había podido descansar después del parto y si a eso le sumamos que no pude dormir casi nada en esos 4 días, estaba totalmente agotada.

Cuando nos dieron el alta a mi, y a la peque, por fin vi la luz. Pensé que en casita tendría por fin la tranquilidad para iniciar una lactancia más tranquila, sin interrupciones. Nos dejaron irnos, con la condición de controlar el peso de la peque cada dos/tres días y ver si la lactancia materna exclusiva funcionaba. 

Cuando llegué a casa con mi peque no me lo podía creer. Por fin pude descansar y empezar a reponerme.


jueves, 17 de abril de 2014

El parto

La peque nació a las 37 semanas 

Como ya os conté en mi entrada anterior, la peque está aquí!!! Tiene 10 días de vida, diez días que parecen meses. Las dos estamos muy bien, aunque ella nació con poco peso: 2.5 kg. Y eso nos está trayendo problemas con la lactancia, ya os contaré más adelante.

El parto fue complicado. Sobre todo lo que va antes del parto: la inducción. Como rompí bolsa a las 37 semanas, el tema estaba poco maduro. No había borrado cuello, no tenía contracciones, no había signos de parto en absoluto. 

Nos ingresaron el domingo de madrugada y nos dejaron esperar 6 horas para ver si me ponía de parto. Las horas pasaron y nada...Así que empezamos con la prostaglandina, una substancia que me ayudaría a empezar el trabajo de parto. Me la pusieron vía vaginal cada 6 h, 4 veces. Y las contracciones empezaron, al principio pocas, pero a medida que pasaban las horas la cosa se volvía insportable. A todo esto, no me dieron nada para el dolor. Me pasé 24h con contracciones que al final eran insportables. 

Recuerdo esos momentos como en una nube, como si no fuera yo. Las contracciones fuertes empezaron a las 10 de la noche del domingo y continuaron hasta las 10 de la mañana del lunes. Recuerdo llorar, abrazar a mi chico y apoyarme en él para dilatar, para conseguir borrar el cuello. Recuerdo apoyarme en la pared, en la baranda, de pie me dolía menos que tumbada. 

Intentaba tener pensamientos positivos sobre mi peque, sobre que todo iba a salir bien...pero era desesperante. Cada 6h iba a monitores para valorar el estado de la peque y las contracciones, y ella aguantaba como una campeona. Y cada 6h me hacían 3 tactos, porque claro, con el rollo de tener un tabique vaginal, se liaban, y no atinaban a encontrar el cuello del útero derecho que era el que debía borrarse. Esos tactos eran muy dolorosos...una tortura, vamos.

Todo fue muy lento, pero al final, después de 24h de prostaglandina, el cuello se borró y había empezado a dilatar. Ahí empezamos a ver el final.

Rápidamente me pusieron oxitocina para acelerar el parto, intravenosa. Y pedí a gritos la epidural. Después de tantas horas no tenía dudas. Tuve mala suerte porque el anestesista no me la puso bien y necesité tres intentos hasta que al fin hizo efecto. Durante esos intentos tuve la suerte de tener a mi lado a la comadrona que me ayudaba y me daba las fuerzas que ya no me quedaban. Pensaba que no podría parir con tanto cansancio y dolor. Pero ella me motivaba y me tranquilizaba. Una gran profesional, sin ella todo hubiera sido muchos más difícil.

Y ahí se acabó la tortura. Me quedé como en una nube. Empezé a dilatar de verdad, y con tranquilidad. No tenía dolor. Notaba a la peque bajar, primero la notaba en la pelvis arriba, y al cabo de un rato la empezé a notar abajo. En las contracciones se abría camino para salir. Y cuando me dijeron que estaba cerca empezé a llorar, no podía parar de llorar de emoción, ilusión, de cansancio, y de amor.

El tabique vaginal no fue un problema para que la peque saliera, porque se desplazó y dejó paso. Y después de 4 pujos, la peque estaba fuera. El expulsivo fue muy muy fácil. Fue precioso notarla salir.

Cuando la peque estaba fuera me la pusieron en el pecho, piel con piel. En mi vida me había dado un subidón de esas características. No puedo describirlo con palabras. Y cuando vi su carita olvidé todo el dolor, absolutamente todo. Olvidé los malos ratos del embarazo, los malestares, las múltiples pruebas y ecos, el dolor del parto, lo olvidé todo.

Mientras la tenía en mi pecho salió la placenta. No noté absolutamente nada. Y aprovecharon para operarme y sacarme el tabique vaginal. Esa parte tampoco la noté prácticamente. Estaba totalmente absorta con mi pequeña. No me podía creer que todo hubiera pasado. Tenía a mi peque en mis brazos por fin.





domingo, 13 de abril de 2014

Cuando surge el amor más profundo

A mi pequeña, a la que amaré toda mi vida


Querida peque,

El domingo fue un día largo que empezó a las 4 de la madrugada. Supe que  venías porque estando en la cama note agua. Los dos días anteriores habían sido muy activos, tenía mucha energía. Diferente a todo el embarazo. Debí sospechar que estabas cerca.

Nos fuimos corriendo al hospital. Verás, habías llegado a término pero aún te faltaban unas semanas de madurez y tenías poco peso. Así que fuimos rápido. Y al llegar, como había roto aguas y no había contracciones ni nada decidieron ingresarme y esperar a ver si decidías salir tu sola.

Pero no fue así. Así que tuvimos que ayudarte. Lo cual supuso un parto largo que acabo el lunes a las 4 de la tarde. Durante esas largas horas, me hice a la idea de que venías. Lloré de dolor, de tristeza, de impaciencia y de amor.

Y cuando faltaban 2 horas para tu llegada la comadrona dijo: 'está cerca, faltan unas 2 horas, lo estás haciendo muy bien'.  Y ahí arranqué a llorar de felicidad desesperada, porque al fin todo iba bien. Estabas tan cerca. Durante esas dos horas te imaginé y pensé que todo iba perfecto. Que tenía las personas perfectas para ayudarme y que tu estabas perfecta. 

Me relajé, casí hasta pude dormir. Tú hacías muy bien tu trabajo, estabas tranquila y notaba tu cabecita comprimir mi pelvis en cada contracción. Toda una campeona. 

Y al fin, a las 4  de la tarde, después de cuatro pujos naciste. Te vi por primera vez entre sábanas verdes, instrumental y mis ayudantes. Te colocaron en mi pecho y noté una calor por mi cuerpo que nunca antes había sentido. Parecido a lo que se siente cuando uno se enamora. Te miré a los ojos, los tenías abiertos como platos y tu me mirabas. Sin pestañear y sin dudas, sabías que yo era mamá. Me sonreiste. Y en ese momento me enamoré de ti profundamente. Como nunca he querido a nadie. Tenías una olor tan buena y eras tan bonita. No podía sacar mis ojos de ti.

Te quiero mi vida y te cuidaré siempre.

viernes, 4 de abril de 2014

Semana 37, A TÉRMINO

LO PONGO EN MAYÚSCULAS PORQUE PENSÉ QUE NO LLEGARÍA A CUMPLIR 37 SEMANAS, y al final así ha sido :)


Los malestares van en aumento. Esta semana la he pasado con un dolor de cabeza que ha costado dos viajes a urgencias. Hasta ahora no lo había tenido, y de momento parece ser una cuestión hormonal.

El dolor de cabeza empezó hace 6 días, es un dolor flojo, como una presión en la cabeza. El miércoles me miré la tensión y la tenía un pelín alta, así que me fui para urgencias. Mejor mirarlo que estar en casa nerviosa pensando que podrá ser. En urgencias me miraron la tensión, análisis de orina y monitores. Y todo perfecto. Así que para casa.

Y hoy, otra vez. He ido a visita de alto riesgo y la tensión por las nubes... Me han enviado a urgencias a repetir lo mismo. Y de nuevo, tensiones perfectas, orina perfecta y monitores perfectos. 

No entiendo porque me sale tan alta la tensión en la consulta médica. Ya hablé hace días del síndrome de bata blanca. Me pongo muy nerviosa cuando voy a alto riesgo y no hay forma de controlar eso. 

La semana que viene tenemos de nuevo visita, sobre todo para controlar la tensión. Que además debo controlar todos los días. 

La cuestión es que si la tensión subiera de verdad, ya me han dicho que inducirán el parto, para evitar sorpresas. Así que quizá el desenlace de todo esto no será el que queríamos. Una inducción no es lo que más me gustaría. Pero está claro que ante todo está por delante la salud del bebé y la mamá.

Y por lo demás, estoy muy feliz de haber llegado a la semana 37. Hace unos meses no lo tenía demasiado claro, lo veía lejos y el riesgo estaba ahí. Y al final lo hemos conseguido. Ahora sólo queda estar pendiente que el resto de cosas salgan bien.

martes, 1 de abril de 2014

El colecho

Como colecho se entiende dormir con tus hijos. Se puede hacer durmiendo en la misma cama, o tener una cuna adosada a la cama sin uno de los lados.

La última clase de preparación al parto ha tratado el tema del sueño del bebé. Es un tema peliagudo y que suele traer de calle a los papás primerizos. Y es un tema sobre el que he querido informarme un poco, más allá de los consejos de los abuelos, tíos, amigos con hijos, gente experimentada en general.

Y hablando de consejos de tíos/as, primas, amigos/as, esta semana me he vuelto loca con tanto consejo de todo el mundo.... No se porqué, esta semana todo me agobia y mucho más que me hablen de partos y de crianza. Sobre todo, de problemas en los partos, de problemas en general. No me apetece nada saber o oir lo terrible que ha sido el parto, la maternidad para otros. Y hasta ahora no me había pasado. Quizá es más el tono que utiliza la gente de tremendismo que no la parte de los hechos, la experiencia. Tengo la sensibilidad a flor de piel. 

Sobre el colecho, las críticas no son menos. 

Os cuento lo que nos contaron en la última clase de educación para padres.

Cuando la madre y el bebé comparten una superficie continua sin barreras entre los dos, durante 24h los primeros días de vida, se facilita la creación del vinculo, y la instauración de la lactancia. 

  • Los bebés lloran menos a menudo que si duermen en una cuna separada.
  • Como ventaja, si el bebé quiere mamar durante la noche no hace falta que la madre se levante de la cama, lo cual contribuye a su descanso.
  • Es difícil que el bebé se caiga de la cama si se toman las medidas de seguridad adecuadas.
  • Dormir con el bebé es un proceso controlado biológicamente mediante la cual se regula la temperatura corporal del bebé, y se favorece una respiración estable, en parte por los sonidos de la respiración de la madre y por la percepción que tiene el bebé de los movimientos rítmicos del pecho materno.
Se recomienda que los bebes duerman en la habitación de los padres los primeros 6 meses ya que facilita:
  • El conocer mejor las necesidades del bebé
  • La lactancia es más cómoda
  • Los bebés descansan y duermen mejor
  • Las madres y padres se sienten más seguros al tener al bebé cerca

No se aconseja el colecho:

  • Si alguno de los adultos fuma, bebe alcohol, o toma alguna medicación que produzca somnolencia, o está profundamente fatigado.
  • Si en la misma cama hay otro niño.

Para entender un poco más de que trata me leí este libro, que os recomiendo si os interesa el tema:




En este libro explica con mucho detalle como hacer un colecho seguro, que medidas de seguridad hay que tomar y tener en cuenta, sobre todo por el riesgo de aplastamiento que puede darse si no se hace de forma adecuada.

Lo compré en la web de http://www.crianzanatural.com/, donde hay mucha más información sobre este tema.

El caso es que al papá de la peque y a mi se nos ocurrió comentar todo esto con mis tíos/as, primos/as...etc. Y nos trataron de ingenuos porque parece ser que todo esto sólo lleva a tener al bebé durmiendo con la pareja hasta el infinito y que eso es malíiiisimo. Que a los bebés no se les puede mal acostumbrar...

Bueno, y cuando vean como hemos montado la cuna de colecho contra nuestra cama, ya van a alucinar...

No me apetece discutir esto con nadie, simplemente experimentarlo. Parece que las tendencias sobre crianza cambian con el tiempo. Y cada pareja debe hacer lo que crea más conveniente siempre que se haga de forma responsable y segura. Con el tiempo espero poder tener una opinión mucho más centrada en la experiencia.