jueves, 6 de noviembre de 2014

Perdida laboralmente: Y ... llegó el dilema

Si ayer a esta hora me dicen que iba a estar escribiendo esta entrada es que no lo creo: me han llamado para trabajar.


Pues resulta que tengo un buen amigo, alguien que realmente piensa en ti y te ayuda cuando lo necesitas. Fue ese amigo que me presento al Papa de la Peque. Vamos, como una especie de ángel de la guarda.

Estos días he estado dando vueltas al tema laboral. Me he cuestionado cosas importantes. He recordado el pasado, la última experiencia laboral. He analizado la situación actual en casa, nuestros recursos. Y he pensado en que me gustaria hacer. Y la respuesta es simple: yo quiero estar con mi peque más tiempo. No sé si es mamitis o que es, simplemente, la miro y sé que quiero criarla yo, al menos a corto plazo. 

Como ya os comenté, la situación en casa no es boyante. Mi chico tiene trabajo y gana un sueldo normal para poder vivir, eso si, renunciando a mucho. Renunciando a salir, a ir a restaurantes, cines, y otro ocio, a tener poca ropa, a vivir en un piso pequeñito, y siempre pensando en como reducir la factura de la compra, luz, etc.

No me quejo, no vivo mal. De hecho soy feliz. Me gusta demasiado esta fase de mi vida. Después de un último año laboral infernal, un embarazo muy complicado, y de unos primeros meses con la peque durillos (por el tema de la lactancia) por fin llevo un mes en el que estoy tranquila. Para mi es mucho, es todo.

Y lo mejor es que ahora empezaré a tratar la ansiedad y supongo que estaré mucho mejor. Pero justamente ahora me han llamado para trabajar. 

Cuando me llamó mi amigo para ofrecerme trabajo, casi lloro, de la emoción. Pensé en lo bueno que es conmigo y en como me valora. Realmente me considera buena profesional. Y su jefe también. (Ya nos conocíamos de trabajar juntos hace años). El caso es que me dio un subidón alucinante. Pero al colgar miré a mi pajarillo y me caí en picado.

En mi profesión, te pueden dar más o menos flexibilidad, e incluso una reducción de jornada. Pero el trabajo tiene que salir y hay timmings muy estrictos. Es lo que tiene trabajar en una consultoría por proyectos para terceros. El cliente manda y tu debes ajustarte al máximo. No hay flexibilidad. Por muy bien que me lo pongan yo conozco el berenjenal en el que me meto, lo he vivido muchos años y en diversos sitios. Así que soy muy consciente que si empiezo a trabajar ahí estoy renunciando a estar con mi Peque y tendré que meterla en una guardería porque ahora es mal momento para las abuelas.

Y no quiero. Esto debe haber sido una prueba para reafirmar mi decisión. No quiero. También porque tengo pendiente hacer el tratamiento y recuperarme de la ansiedad, que hasta ahora no he podido tratar. Por otro lado, tengo la gran suerte de tener un compañero de viaje que me apoya totalmente y que valora mucho mi papel como madre. 

Pero siempre queda esa pregunta de: '¿y si luego nadie me llama??? y si luego necesito realmente el trabajo y nadie me llama???'. Como siempre yo dándolo todo para ponerme en lo peor jajajajaj. Pero quizá la auténtica pregunta a hacerme seria:' ¿¿Realmente quiero estar ahí trabajando de eso?? 




1 comentario:

  1. Ay, me veo super reflejada contigo... también renunciando económica y laboralmente y siempre tan positivas! Jajaja Pues mira, pueden pasar tantas cosas... que te llamen, que no te llamen, que salga maña el sol o que llueva... pero por lo que escribes, tienes una decisión tomada, así que adelante!
    Además, por lo que dices, tienes mucha experiencia, gente que te conoce, contactos, etc. así que nunca te faltará a dónde acudir seguramente. Aprovecha el momento en el que estás, disfruta también del subidón de saberte "deseada" laboralmente y ya se verá!
    Un beso!

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